La película inicia con una secuencia donde Oliver (Julio Perillán) se encuentra en un vagón de tren para hacer una entrevista con motivo de su última película y se nos muestra la relación con su novia que está pendiendo de un hilo y a punto de romperse. El entrevistador intenta hacerle una introspección haciendo unas preguntas respecto a su infancia, esta escena cierra y al instante se nos muestra al protagonista viendo vídeos pornográficos en el salón de su casa. En uno de esos vídeos encuentra a su hermanastra Aurora (Ivana Baquero) y es a partir de ese momento donde decide intentar recuperar el contacto con ella, hecho que se irá desenvolviendo en una relación incestuosa.
La fotografía dirigida por Miquel Prohens nos muestra una imagen totalmente fresca que contrasta totalmente con la oscuridad de la temática dando así una sensación de equilibrio constante. La perversidad de la trama se nos va mostrando con fases de gran intensidad donde el espectador acaba siendo un voyeur de la escena y en momentos nos sitúa en la piel de Oliver donde se nos intenta hacer cómplices de la acción.
Una película que dará de que hablar, no apta para espectadores fácilmente escandalizables y con unas interpretaciones totalmente titánicas por parte de Ivana Baquero y Julio Perillán.