CRÍTICA: Spider-Man: Un Nuevo Universo - Una araña para todas las tallas



Spider-man es un personaje con una gran trayectoria en diversos formatos. Le hemos visto por diferentes series de cómics, en las que cada guionista o dibujante le ha dado un estilo propio pero siempre dentro de un patrón. Este patrón, por el que muchos de sus seguidores aman a este personaje, es su filosofía de ensayo y error. Peter Parker es una persona como tú y como yo,  cuya vida le presenta una serie de problemas. Pero cuando se enfunda la máscara de Spider-man,  aun viéndose más poderoso, sigue conservando estos obstáculos, y además duplicados.  
Y es que Spider-man, aun recibiendo palizas de supervillanos o pasándolas canutas para llegar a fin de mes, nunca se rinde, aprende de sus fallos y siempre está dispuesto a dar la mejor versión de sí mismo.  Este es uno de los factores por el que la mayoría de lectores adolescentes se identifican con el personaje.  La soledad que supone el crecer hacia a la adultez, a la que hay que enfrentarse por uno mismo.
Sony Pictures Animation ha cogído esta metáfora arácnida sobre la pubertad y nos ha regalado una maravillosa declaración de amor y un homenaje a la trayectoria del trepamuros.



Spider-Man: Un Nuevo Universo probablemente sea el espectáculo visual más alucinante que podáis ver estas navidades. Si tenéis la oportunidad, vedla en una pantalla de cine lo más grande posible.
No es que la película, a día de hoy, resulte un soplo de aire fresco, sino que directamente es un huracán de emociones y estímulos. 
El formato de animación permite recrear cualquier idea con inimaginables posibilidades, pero en la actualidad los estudios hollywoodienses nos dan productos cortados por una pauta perezosa. Ya no hay innovación. Son tan solo un copypaste de diseños 3D, en los que no cabe siquiera la animación tradicional dibujada a mano. 
Se han hecho antes adaptaciones animadas con temática superheroíca, Big Hero 6 o Los Increíbles son ejemplos de ello. Pero a nivel estético ninguna ha tomado referencias de la fuente de la que beben: el cómic.



El apartado visual de la cinta exprime y festeja el cómic con un montón de recursos llamativos. Los personajes y escenarios lucen contornos hechos con tinta y puntos de imprenta pop art, los sonidos se representan mediante líneas o letras, y ciertos planos se dividen en viñetas (algo similar a lo que hiciera Ang Lee en Hulk (2003)). 
Destacan también los cartuchos de texto con los pensamientos de Miles Morales, que hacen aparición cuando va descubriendo su condición de Spider-man. Creo que este detalle es un guiño metanarrativo buenísimo, ya que una de las señas de identidad del personaje de Spider-man son sus continuos monologos internos. Este recurso se echaba de menos en sus apariciones fílmicas, aunque Homecoming lo consiguió a través de las conversaciones entre Peter y Karen. A toda esta parafernalia comiquera, sumada a la animación dinámica y fluida, le acompaña brillantemente una banda sonora urbana y juvenil.
El resultado final es como si el Edgar Wright de Scott Pilgrimm se hubiera colado en PIXAR y hubiese montado una megafiesta con música de la MTV. 



Curiosamente, el film alberga paralelismos con otra gran cinta animada: La Lego Película. Ambas películas tienen un apartado estético novedoso, y en ellas su protagonista desarrolla su potencial con la ayuda de otros personajes venidos de distintos mundos. Quizá sea un toque distintivo de Phil Lord, guionista de ambas, que junto con Rodney Rothman ha elaborado un libreto divertido, con corazón y con un ritmo envidiable.
Otro aspecto positivo de la cinta es su forma de transmitir las sensaciones durante la adolescencia. Poner el foco en el joven Miles Morales y no en el experimentado Peter Parker es un gran acierto. No se ve el trillado y maniqueo cliché del chico tímido que sufre bullying. La pubertad es dura. Miles tiene ansiedades, no por un matón, sino por su entorno diario y por la incertidumbre que le ocasiona. Ver cómo Miles afronta el dilema entre lo que los adultos esperan de él y lo que realmente le motiva inspira mucha empatía en el espectador. 



Se echa en falta algo más de desarrollo en el resto de personajes secundarios, pero lo compensan con su desbordante carisma. Cada uno tiene su momento de gloria y humanidad. Hasta el villano más malvado tiene unas motivaciones complejas.
Por ponerme puntilloso, hay algunas situaciones en las que los personajes se encuentran de forma "forzada", por conveniencia del guión, pero no supone un problema grave.

En conclusión, Spider-Man: Un Nuevo Universo no es solo una película para fans del superhéroe o la animación, es un film cuya energía se expande en todo un multiverso de posibilidades de hacer arte cinematográfico.

TRAILER 




Reseña realizada por: Jorge Soteras