CRÍTICA: Transformers: El Último Caballero - El desguace se vende




Que Transformers haya llegado a una quinta entrega no tiene sentido.

Imaginad un concepto en el que en 2007, Hollywood, siendo metafóricamente un museo de arte moderno, acoge una disparatada idea para una exposición.

Un extravagante artista y director llamado Michael Bay propone hacer escultura hecha con chatarra, que consiste en la adaptación al cine de unos juguetes que esencialmente son robots que se transforman en coches. La obra es básicamente eso, chatarra. Pero es algo nunca visto en una exposición, y la gente acude eufórica. 
Los niños de la sala, cual babuinos, agitan sus brazos y aúllan demandando souvenirs de la obra. El merchandising está ya todo vendido.

Esto es Transformers. Un guilty pleasure de servidor, que aún sabiendo de sus fuegos de artificio y cuñadismo rancio, se deja embaucar por esta fantasía con tintes de película de la era ochentera de Spielberg.

Después del éxito de la exposición, el museo quiere montarse en el dólar, por lo que vuelven a contar con el mismo artista.
Pero Michael Bay  ha perdido a su musa sepultada entre explosiones y planos con slow motion. El artista muy perezoso coge la misma escultura de chatarra y decide darle una capa de pintura nueva para presentarla en su próxima exposición.
La gente acude igualmente pese a ser la misma escultura de chatarra. A Bay cuyas corneas han sido sustituidas por el símbolo del dólar, sigue exhibiendo la misma chatarra cambiándole el color una, otra y otra vez . Y por su puesto los visitantes como borregos siguen acudiendo a esa exposición.

Reseñar esta película equivaldría a reseñar cualquier entrega anterior porque prácticamente NADA cambia. 
"La nueva temporada de Westworld no podía pintar peor"

La trama repite en aspectos generales lo ya visto en la saga, con el ejercicio mental más perezoso que haya visto en el proceso de creación de una historia. No me malinterpretéis, no es que sea malo que existan reiteraciones en una saga. Regreso al Futuro o Harry Potter, hace un buen uso de ellas. 
Lo malo es cuando estas repeticiones no tienen un nuevo giro o enfoque y lo único que hacen es repetir la fórmula con tal de salir del paso. 

Prácticamente podrías coger cualquier escena de acción de Transformers 5, sustituirla por alguna de una entrega anterior y nadie se daría cuenta en el montaje.
De nada sirve que me vendan esta película como pseudo reboot , de nada me sirve que cambien la tipografía del título o a los protagonistas cuando mismamente tienes el mismo cóctel de héroe alelado, acompañante florero, robots haciendo coñas relacionadas con la cultura pop, duración excesiva, limpieza de sable al ejército y el mismo mcguffin del artefacto que lanza un portal hacia el cielo.

Esta película es excesiva y pueril en todos los aspectos, parece que haya sido concebida por un adolescente hormonado. El espíritu fallero de Michael Bay hace que lo primero que aparezca en pantalla sean literalmente explosiones saliendo del logo de Paramount. Tenemos un original y contradicho prólogo estableciendo a los Transformers en la época medieval  (aunque en la primera entrega establecieron que su primer acercamiento con la cultura humana fue gracias a internet) pero a partir de ahí, lo que sigue son escenas de relleno que ralentizan la trama haciendo que el espectador pierda interés en ella.

En el principio te establecen la subtrama de Izabella  (Isabela Moner), una niña huérfana acogida por transformers, que entabla amistad con  Cade Yeager (Mark Wahlberg) para luego ser olvidada y volver a retomarse de manera perezosa en el desenlace de la película. 
La escritura de este personaje es igual de deleznable que el resto de personajes femeninos en esta película. Y es que Michael Bay solo tiene dos movimientos al dirigir películas: “Sexualizar planos” o “Explotarlos”. De nada me sirve que me presenten a estas mujeres como supervivientes fuertes o inteligentes, si luego su único cometido es señalar su soltería, mostrarlas con escote o como interés romántico (intercambiable por interés frungible).

Es increíble que se pueda llegar hasta la sexualización de una menor. Hay una escena en la que un grupo de chavalines,sacados de un rip-off de Stranger Things, nada más ver a Izabella intentan ligar con ella.  De hecho esta acción tiene más minutos en pantalla que el supuesto impacto emocional de ella con su familia robótica adoptiva. 

Otro caso de grave del manual “Cómo no escribir un personaje femenino” es el personaje de Laura Haddock. Se presenta como una profesora de historia medieval en Oxford,  que da speechs motivacionales pretenciosos aun siendo una visita escolar guiada.
Hasta ahí tiene un pase, pero es llegar el personaje de Mark Whalberg y todo es centrarse en una cansina batalla de sexos, en la que la única conclusión que se saca es que ella lo que necesita es cazar un hombre. Pero no un hombre cualquiera, necesita uno con el que tenga cero química y a ser posible cuya relación sea lo más forzado de la película. Y estamos hablando de una película en la que salen robots extraterrestres luchando contra nazis.


Los transformers, que son uno de los reclamos de este film (por el amor de dios, esta saga lleva su nombre de titulo), se presentan como un escaparate de personajes en los que apenas se profundiza o se tiene un amago emocional. Directamente llegan, se presentan, hacen algún chiste o explotan algo y desaparecen de escena.
Hay casos sangrantes como el grupo de Decepticons que son presentados con un montaje de presentación a lo Escuadrón Suicida que se siente muy metido con calzador. Que una película tenga que copiar a Escuadrón Suicida, es el suicidio cinematográfico por antonomasia.  Luego está la subtrama de la "traición" de Optimus Prime que no afecta en nada a la historia ni a él mismo, haciendo que sea un simple relleno. De hecho, la resolución de esta subtrama se resuelve de una manera que imita demasiado al momento “Save Marthaaaaaaa!” de Batman V Superman.


Luego por ahí anda un desubicado Anthony Hopkins, que aunque ofrece momentos cómicos gracias a su sublime presencia, nunca se llega a discernir si está actuando o le han pillado encocado en el rodaje.

En términos generales, Transformers 5 es una película sinvergüenza en cuestión de querer ganar dinero. Es un "meta-product placement" en sí misma, un producto que vende productos que vende otros productos. Se promociona como algo nuevo, como el último desenlace de la franquicia y luego es un sonrojante copypaste que tiene la osadía de tener escenas postcreditos para realizar futuros spin-offs y secuelas.


La nueva capa de pintura no ha sido suficiente para disimular el montón de chatarra que nos pretenden vender.

Características técnicas del Blu-ray SteelBook:


AudioInglés - Dolby Atmos
Castellano - Dolby Digital 5.1
Francés - Dolby Digital 5.1
Italiano - Dolby Digital 5.1
Japonés - Dolby Digital 5.1
SubtítulosInglés, Castellano, Francés, Italiano, Árabe, Checo, Chino, Coreano, Danés, Eslovaco, Estonio, Finés, Griego, Hebreo, Hindi, Húngaro, Holandés, Islandés, Letón, Lituano, Malayo, Noruego, Portugués, Rumano, Ruso, Sueco, Tailandés, Turco, Ucraniano, Inglés para sordos






Extras

Blu-ray
  • Fusión mitológica.
  • Crear la destrucción: en la planta de Packard.
  • Subiendo en el escalafón.
  • Descubriendo el desguace.
  • Con la realeza: Transformers en Reino Unido.
  • Motores y magia.
  • Paisaje alienígena: Cybertron.
  • Otro pedazo de peliculón.

















TRAILER






Reseña realizada por Jorge Soteras