En lo que a estrenos nos atañe, en pocas ocasiones apreciamos ya la narración e incorporación de estéticas punk y skinhead en largometrajes, movimientos y corrientes contraculturales que a partir del nuevo milenio han ido enfriándose, despopularizándose e incluso deformándose, al igual que su aparición y relevancia en el séptimo arte. Toda la esencia que un día generaron, ya sea por su música, por sus ideales, por su rudeza o por sus atuendos, ha ido desvaneciéndose y reduciéndose a la simple caricatura comercial y muy alejada de la realidad que sus respresentantes un día llegaron a concebir y hasta pueden seguir concibiendo de forma mucho más minoritaria que antes (años 70, 80 y 90). Hechas de plástico, las imagenes y símbolos punk que se han llevado a la gran pantalla estos últimos años se han caracterizado por estar totalmente descontextualizadas, vacías de contenido y pureza, y ser ofensivas e irrespetuosas puesto que son sacadas íntegramente de la gran cadena de montaje hollywoodiense, productora de estereotipos y falsos índices.
La siguiente película no solo incluye esta estética "de antaño" en la actualidad, sino que le otorga el papel protagonista. Enfrentando, además, a dos tradiciones tan parecidas y a la vez tan distintas como son los grupos punk y los skinhead, que en muchas ocasiones históricas han llegado a convivir en harmonía pero que en otras han protagonizado auténticas confrontaciones. Hay que tener en cuenta, en adición, que los skinhead que se muestran en el film no son tradicionales o de izquierdas, sino que son neonazis, hecho que le da al thriller un cariz mucho más terrorífico y diabólico dada la situación en la que se verán envueltos los protagonistas.
El espectador únicamente situa con certeza el guión en un contexto histórico muy concreto puesto que aparecen en contadas ocasiones teléfonos móbiles modernos, de no ser por este hecho, la historia podría concebirse perfectamente a finales de los ochenta. Botas, cortes de pelo, chaquetas, referencias musicales, comportamientos y coches producen en el espectador una regresión al pasado más próximo, en el que la radicalidad, la violencia, la incertidumbre del futuro y el volumen bien alto estaban a la orden del día en unos Estados Unidos muy atractivos "audiovisualmente" hablando.
Green Room, escrita y dirigida por Jeremy Saulnier (conocido por trabajos como Blue Ruin y Murder Party), empezó a rodarse en el 2014 en Portland, Oregón, y se estrenará en salas este 10 de junio (España). Se proyectó en la "Quinzaine des Réalisateurs" del Festival de Cannes (edición 2015) y las críticas fueron más que positivas, hecho que le ha abierto ampliamente las puertas al director, que ya piensa en su próximo proyecto.
Sinopsis:
Enmarcado dentro del género horror thriller, Green Room es un intenso y violento thriller de serie B.
Tras varias discusiones al respecto y por motivos ajenos a estos, los miembros de una banda de punk rock idealista deciden celebrar un concierto en un lugar perdido ante un grupo de "cabezas rapadas" y neonazis. Una vez terminada la turbulenta actuación, los artistas presencian en el camerino, pintado de verde, un asesinato bizarro del que son únicos testigos. El grupo se ve inmerso entonces en una feroz lucha por su supervivencia contra un grupo salvaje de "skins" que pretende acabar con ellos. Sangre, cadáveres y mucho humor negro son los ingredientes de esta película, protagonizada por Patrick Stewart, Anton Yelchin, Imogen Poots, Alia Shawkat, Mark Webber y Taylor Tunes; que hace un uso más que preciso de la violencia y el suspense, llevándolos al ritmo exacto que un buen guión del género precisa.
Tráiler:
Puntuación: 7,5/ 10
Por Raimon López
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